¿Hemos comenzado un año más?
Si; ¡sin embargo, este año con un día de propina! Trescientos sesenta y seis días; ocho mil setecientas ochenta y cuatro horas para vivir y, si me dejáis ser un poco optimista, para disfrutar de todo lo que seamos capaces de hacer; sin embargo, ¿como será el año que empieza?, ¿mejorarán las cosas?, ¿superaremos de una vez por todas la crisis económica?, ¿qué pasará políticamente hablando? Pues mirad, a pesar de que pueda tener alguna idea prefijada, debo decir que ¡no lo sé!; pero, para aclarar un poco estas preguntas quiero recordar unas palabras de Thomas Carlyle, escritor y profesor escocés del siglo XIX: «¿Que esta es una mala época? Pues bien, estamos aquí para hacerla mejor».
Los días y los meses pasarán obligatoriamente para todos y cada uno los vivirá a su manera. Algunos dirán que el tiempo es oro, y posiblemente lo malgastan; otros intentarán matarlo como sea para no aburrirse. Los que tengan ilusiones y se impliquen en todo lo que hagan; a menudo, entregados de lleno en sus actividades, perderán la noción del tiempo que, sin lugar a dudas, es la clave para vivir intensamente. En cambio; es muy probable que el tiempo sea largo y pesado para los que vivan desmotivados, ¡que por desgracia son muchos! Estos, seguramente llevados por la pereza y la falta de esfuerzo, consultarán a menudo el reloj nervioso para deshacerse de todo aquello (obligaciones, trabajo, etc.) que no les permite a ellos sentirse a gusto.
De acuerdo con lo que hablamos, quiero contaros una historieta muy representativa: «<< Se encuentran dos amigos que hace tiempo que no se veían y, tras los abrazos de rigor, uno le comenta al otro: -de un tiempo a esta parte me duelen mucho los pies, hay momentos en que el dolor es ¡insoportable! -Pues; ¿qué te pasa?, ¿ya has ido al médico?, -le preguntó el amigo-. -No, No he ido, -contestó; y a continuación dijo-: -lo que me pasa es que llevo los zapatos muy ajustadas, dos números menos de lo que necesito. -¿Y Este es el problema?; ponte los zapatos adecuados y no tendrás que sufrir más, -le aconseja su amigo con cara de perplejidad-. -La Respuesta fue contundente-: -¡no lo haré!; porque, la sensación de bienestar que tengo cuando llego a casa por la noche y me las quito es ¡sublime! >> «Evidentemente, el auténtico bienestar no debe entenderse de esta manera, pero, ¿cuantas personas, como el buen amigo de los zapatos, esperan los momentos de ocio para disfrutar y sentirse a gusto? La finalidad máxima del ser humano, según los entendidos, es conseguir la felicidad, y esto pide esfuerzo para aceptar y amar todo lo que hacemos, sea lo que sea, y vivir cada instante.
Vivir «el aquí y ahora» no es nada fácil; pero es la clave del bienestar. En este sentido el Dalai Lama hizo esta reflexión: «Sólo existen dos días al año que no podemos hacer nada: Uno se llama ayer, el pasado, y el otro se llama mañana, el futuro, por lo que hoy es el día ideal para amar, hacer y sobre todo vivir».
Termino este escrito deseando un feliz año nuevo y mucha suerte; haciendo referencia a unas palabras del profesor canadiense Stephen Leacock: «Creo muchísimo en la suerte, pero descubro que cuanto más me esfuerzo más suerte tengo». Espavila’t.