¡PASO DE TODO…!
Cuando alguien habla así; en realidad, habla de conflictos y desengaños. Las experiencias negativas vividas a menudo impiden encontrar razones para sentirse motivado; por tanto, la persona afectada puede considerar que no vale la pena hacer ningún esfuerzo de superación. «¡Es muy fácil dar lecciones de esfuerzo y de tonterías, pero la verdad es que todo es una mierda!»; me replicó el otro día un chico que, como tantos otros, es víctima de las circunstancias actuales. Desgraciadamente, vivimos en una sociedad que, en muchos aspectos, no permite el desarrollo de un colectivo importante de personas, sobre todo jóvenes, que no encuentran las oportunidades necesarias para sentirse reconocidos ni, mucho menos, referentes de ejemplaridad éticos dignos de crédito.
El poder económico se ha concentrado enormemente en los últimos años creando una inmensa separación entre los muy ricos y los que a duras penas pueden subsistir. En este sentido habría que recordar el artículo 22 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que a menudo los que ejercen el poder olvidan: «Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social; tiene la facultad de obtener la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, según la organización y los recursos de cada país». El contenido de este artículo está muy lejos de la realidad; sólo hay que preguntarse: ¿cuántas personas tienen severas dificultades para situarse y ocupar el lugar que se merecen?
Las corruptelas y malas praxis de nuestros gobernantes son factores muy negativos de descrédito que crean indiferencia y malestar. Aquellos que forman parte de las Instituciones tienen la obligación de ser ejemplares por su impacto social; por qué las personas ejemplares son dignas de crédito y tienen un aliento indescriptible que genera inspiración.
Ante este panorama poco alentador; ¿qué actitud debe adoptarse? Stéphane Hessel, en su libro «Indignaos», considera que la indiferencia, lo que se llama «pasar de todo», es la peor de las actitudes que podemos adoptar; ya que, de comportarnos así, renunciamos a uno de los componentes más indispensables y esenciales del ser humano: la facultad de indignarnos y los compromisos que se derivan.
En definitiva, para avanzar hacia una sociedad comprometida en valores necesitamos personas con actitudes ejemplares que dignifiquen nuestras Instituciones; y también, una sociedad en general que con valentía y firmeza sepa hacer frente a las injusticias para conseguir un futuro mejor. En este mundo hay cosas buenas; para verlas sólo necesitamos mirar bien. Si las buscamos un poco, las encontraremos. Espavila’t