El esfuerzo de amar
A lo largo de nuestra vida nos rodeamos de personas que amamos: la pareja, la familia, los amigos. A menudo damos por supuesto muchas cosas, entre ellas el amor, quizás en un intento de mantener nuestras relaciones sociales invirtiendo las mínimas energías a fin de que sobrevivan. Se trata de un grave error.
Cualquier relación humana tiene que estar cultivada, nos tenemos que esforzar para mantenerla viva. No se vale igual dejar escondido nuestro afecto porque la persona amada ya sabe que lo amamos. Hace falta que nuestros sentimientos hacia los nuestros conocidos fluyan, mantengan viva la llama del amor y del afecto. Hay que darlo todo a aquéllos en quienes creemos que se lo merecen, a quien forma parte de nuestra vida y de nosotros mismos.
Regalar a la pareja un te amo, hacer una llamada a un viejo amigo para interesarnos por él, visitar a los familiares que hace tanto de tiempo que no vemos, son pequeñas acciones fáciles de hacer pero no acostumbramos a realizarlas. ¿Quizás es tan difícil dedicar nuestras energías, nuestro tiempo, a las personas que amamos?
Hacemos entre todos el esfuerzo de mejorar nuestras relaciones personales, empezamos a construir un mundo mejor. Dediquémonos en aquello que realmente vale la pena, dejémonos de tanto fútbol y tantos culebrones televisivos. Salimos a la calle, saludamos, sonriamos, hablamos, escuchamos, amamos. Valoramos aquello realmente importante de la vida. Olvidémonos de los coches de alta gama, de los relojes lujosos y de la ropa de marca. Esforcémonos en aquello que vale la pena y seremos profundamente gratificados. Nos amaremos a nosotros mismos.
Para vivir una vida más llena, Espavíla’t,