EL ESFUERZO POR NECESIDAD Y EL ESFUERZO POR CONVICCIÓN.
Todo era fácil. Todo era posible. La cultura del bienestar parecía un derecho plenamente adquirido. Era sencillo hipotecarse y la dulzura del caramelo nos lo hacía ver todo de color de rosa. Era como un cuento de hadas dirigido a un público adulto, los niños prefieren cuentos más imaginativos y fantásticos y, sobre todo, con un final feliz. ¿Qué ha pasado? Todo ha sido un sueño; de repente nos hemos despertado y la resaca impide una plena conciencia de la realidad.
Dejando los sueños y los pies en el suelo, quedando claro que hemos estirado más el brazo que la manga y, por tanto, la crisis económica que vivimos nos está obligando a reorganizar muchas verdades que eran aceptadas en los años de bonanza y consumo desmedido. La realidad nos sitúa ante el espejo para hacer el esfuerzo de descubrir con nitidez que tenemos de hacer para salir adelante.
No se previeron las consecuencias del desenfreno económico. No se llenó el granero para cuando vinieran las vacas flacas y, de repente, las cosas piden un cambio de rumbo. Ahora toca hacer los deberes para cuadrar los números y de eso no se escapa nadie. Nuestros gobernantes, por ejemplo, van de culo para reducir gastos a diestro y siniestro. El esfuerzo que representa este proceso de reconducción impuesto por las circunstancias actuales para sobrevivir es el ESFUERZO POR NECESIDAD.
Esta necesidad de superar la crisis puede ser una magnífica oportunidad para conectar con toda una serie de valores que seguramente teníamos un poco olvidados, como pueden ser: paciencia, perseverancia, austeridad, etc., Que a su vez nos ayudarán a avanzar como personas. El esfuerzo es un valor que en sí mismo no seduce a nadie, los placeres del bienestar son mucho más atractivos, pero, la necesidad puede ser la herramienta perfecta de motivación para incluirlo entre nosotros, aunque sea por la fuerza de la necesidad.
Hasta aquí hemos hablado del esfuerzo más primario, lo que no tenemos más remedio que hacer para sobrevivir, pero, los valores de la cultura del esfuerzo tienen un grado más elevado y racional: el ESFUERZO POR CONVICCIÓN; que podemos definir como el pleno convencimiento de que para conseguir cualquier meta, mucho más allá de la supervivencia, es necesario el máximo esfuerzo personal. Sin esta convicción la humanidad aún estaría en la prehistoria, no habríamos avanzado tecnológicamente ni culturalmente. Gracias al esfuerzo por convicción y la perseverancia de mucha gente, la humanidad va superando todo tipo de dificultades y alcanzando nuevos objetivos. Detrás de un gran profesional, al margen de la fama y el dinero, siempre encontraremos un gran trabajo de aprendizaje y entrenamiento.
El esfuerzo es una necesidad imprescindible para vivir. La plena convicción de los valores de la cultura del esfuerzo son absolutamente necesarios para vivir y crecer como persona. Espavila’t.