¿HAY ESPERANZA ESTE AÑO?
Como siempre por estas fechas nos hemos hartado de desear un «Feliz Año Nuevo» a nuestros amigos y conocidos, pero esta vez lo hemos dicho con tono bajito como si tuviéramos un cierto miedo a comprometernos, y acto seguido, la típica retórica a modo de aclaración: «Bueno, esto de Buen Año es un decir, porque la verdad la cosa esta muy negras. Entre la crisis económica que no se acaba nunca y el paro que aumenta de forma galopante no sé a dónde iremos a parar, y, ¿de la política que me dices? De esto ya lo iremos hablando, el caso es que no hay nadie que lo vea demasiado claro».
¡Es verdad!. Creo que todos estamos plenamente de acuerdo en que el 2013 será un año más bien magro en todos los sentidos. Nos es difícil ver algo de luz para salir del túnel que estamos metidos, pero yo me pregunto: ¿Que hay que hacer para subsistir en tiempos difíciles como los actuales? Creo sinceramente que la solución pasa por hacer «un gran esfuerzo mental», cambiar el chip como diríamos coloquialmente, para sobrevivir con la máxima dignidad humana. Un gran esfuerzo para borrar aquellos pensamientos que nos llevan los fantasmas del pasado y también los miedos que constantemente nos genera cuando pensamos en el futuro. En este sentido, científicos y neurólogos opinan que nos pasamos la vida repitiéndonos inconscientemente pensamientos, muchas veces negativos, de vivencias adquiridas, y esto sólo sirve para complicarnos mucho más la realidad del tiempo presente. Los más de 55.000 pensamientos que tiene una persona cada día sólo el 3% son plenamente conscientes, es decir, con intervención de la voluntad, el resto son divagaciones inconscientes.
«Dime como piensas y te diré quién eres». Tus pensamientos te pueden provocar alegría o tristeza. El poder de la mente define de qué color vemos las cosas; cómo nos vemos a nosotros mismos y todo ello determina cómo reaccionamos, respondemos y gestionamos todo los asuntos de nuestra vida. Gestionar correctamente los pensamientos inconscientes que todos tenemos, fruto de creencias profundas y prejuicios adquiridos, nos permitirá cuestionarlos y también reubicarlos en el tiempo para expandir nuestras posibilidades de superación de miedos y falsas creencias. En este sentido Ramón y Cajal dijo: «Todo ser humano, si se lo propone, puede ser el escultor de su propio cerebro»; y ha Buda atribuye esta frase: «No vemos el mundo que es, sino el mundo que somos».
Somos seres humanos y estamos vivos, y por «vivir» es imprescindible entrenar la mente para sentirnos felices a cada instante a pesar de las circunstancias muchas veces adversas que comporta la misma vida. Tenemos a menudo el pensamiento entretenido en preocupaciones sin darnos cuenta de que nos perdemos la posibilidad de descubrir y vivir plenamente la realidad del tiempo presente; que a pesar de todo, encontraremos cosas que merecen ser vividas. Saldremos, pero eso pasa, entre otros factores, por un esfuerzo mental y una actitud positiva de todos. “Espavila’t”.