EL CONFORMISMO DE LOS CATALANES.
Haciendo un vistazo a la historia creo que podemos afirmar que, por agrado o a la fuerza, el conformismo ha sido en general muy presente entre los catalanes. Somos gente acostumbrada a aceptar las decisiones impuestas desde fuera y conformarnos en lo que nos han dado o permitido en cada momento. Nos quejamos a menudo de ser un pueblo despreciado y saqueado económicamente, el saco de los golpes, pero en el fondo, las palabras no han ido más allá de la resignación.
La Casa Grande del conformismo en Cataluña hace muchos años que existe y, en plena «democracia», el Presidente Pujol con su «peix al cove” fue un buen ejemplo. En ese momento nos conformamos con un pez de vez en cuando para ir tirando mínimamente, pero, ¿que pasó?: El pescado fue cada vez más pequeño y enclenque hasta el punto que cuando íbamos con el cesto a buscar pescado sólo quedaban los desechos, lo que no quería nadie. Este conformismo pasivo no nos solucionó gran cosa, al contrario, dio alas a los opresores que optaron por tensar cada vez más el torniquete de nuestras libertades más preciadas.
¿Que hay que hacer para superar el conformismo? Pensando en ello me viene a la memoria un cuento indio que lo explica de esta manera: Un maestro cogió su discípulo y se lo llevó lejos de su pueblo a una casa pequeña, destartalada y llena de suciedad en la que malvivían ocho miembros de una misma familia. Cuando llegaron el padre les saludó hospitalariamente poniéndoles al corriente de la situación: Somos gente pobre y estamos abandonados por todos, pero por suerte, tenemos una vaca que nos da cada día leche para sobrevivir. Los invitados pasaron la noche en ese lugar miserable, pero de buena mañana, cuando todavía todos dormían, el maestro decidió abandonar la casa para no causar más molestias. Antes de marchar visitaron el establo en donde había esa vaca, de pronto, en presencia del discípulo, el maestro se saca una daga y mató a la vaca. ¿Cómo has sido capaz de hacer algo así?, Preguntó el discípulo; ¿de qué van a vivir esta gente? El maestro, sin dar ninguna explicación, enfiló el camino de retorno en su pueblo. Pasado un tiempo el maestro propuso a su discípulo visitar nuevamente aquella desgraciada familia, y así lo hicieron, pero, al llegar se dieron cuenta de que todo había cambiado. Aquella casa estaba limpia y ordenada, los campos del entorno bien labrados y aquel viejo corral relleno de aves. El padre de familia los recibió nuevamente y les dijo: Nos mataron aquella vaca que nos daba leche para sobrevivir y no tuvimos más remedio que espabilar para encontrar la manera de subsistir. El discípulo agradeció a su maestro la lección y entendió que a menudo nos conformamos con lo que tenemos y eso nos ata de pies y manos y nos priva de crecer dignamente.
Los catalanes debemos entender esta lección de una vez por todas. Debemos hacer el esfuerzo de destruir definitivamente aquel cesto de Pujol que sólo sirvieron para recoger cuatro miserias. No debemos permitir que el conformismo nos prive de las libertades más elementales. ¿Seremos capaces de hacer este esfuerzo? ¿Seremos capaces de superar el conformismo?. «El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños»; dijo Roosevelt. ¡Yo creo en este sueño! Lograrlo es cosa de todos. «Espavíla’t».