EDUCAR CON ILUSIÓN
¡Ha llegado septiembre!. Y, la desgarradora realidad está bien presente. Los problemas económicos, la falta de trabajo y las trifurques políticas siguen marcando el ritmo de todo. Este mes comienza también un nuevo curso escolar que tiene como referencia los nefastos resultados del fracaso escolar de los últimos años, ya que según dicen las estadísticas es de los más altos de Europa. ¿Ante este panorama, es posible hablar de ilusión?. Yo creo que si porque sin ilusión casi nada tiene sentido, tal como dice la pedagoga Rosa Gisbert, en un escrito en la revista “Valors”: «Vivimos en una sociedad en la que se ha dado mucha importancia a los bienes materiales, no hemos entendido que la verdadera riqueza va mucho más allá del dinero: la ilusión de compartir lo que hacemos, a recibir consuelo cuando estamos tristes o cansados, a ser escuchados, que alguien nos confíe sus sueños, proyectos o confidencias… esta es la ilusión que nos ha de mover».
Todos estamos de acuerdo en que el sistema educativo debe hacer un gran esfuerzo para mejorar, nuestros niños y niñas no deben ser víctimas de los problemas de la sociedad, en este sentido, el maestro o educador como figura más cercana al alumno y como modelo de referencia debe enviar ilusión. «Ilusión, entendida como entusiasmo con la esperanza de conseguir algo significa compromiso con la profesión, significa motivación para aprender… y también significa éxito», pero, ¿cómo es posible que los profesionales de la educación estén ilusionados si están sometidos a los recortes, los cambios constantes y repentinos de legislación ? Rosa Gibert considera que es difícil pero es posible: «Sobre todo si partimos de maestros totalmente comprometidos y con una profunda concepción ética de su trabajo y luchan por mejorar la calidad de las escuelas. Es posible, sí, pero sobre todo es imprescindible para superar este fracaso del que se habla tanto. La ilusión es imprescindible para educar. No tener en cuenta la envoltura emocional del sistema educativo, dentro del cual se encuentra de forma preferente la ilusión, lleva a hacer planteamientos que a menudo son papel mojado, que no sirven para mejorar la educación. La ilusión genera más ilusión, contagia. Es urgente potenciar profesionales que, más allá de las circunstancias personales y profesionales del momento, sean capaces de generar ilusión y ganas de aprender a sus alumnos para recoger éxito. Hay cosas que sólo las puedes hacer, y sólo las puedes hacer bien cuánto te sale de dentro de ti, y la educación es una de ellas».
Es importante hacer el esfuerzo de que no decaiga la ilusión a pesar de los tiempos difíciles en que vivimos y sobre todo no inculcamos desánimo a los niños y niñas ya que aunque parezca imposible las circunstancias cambiarán y son ellos la esperanza de un futuro mejor. La escuela tiene que conseguir hacer alumnos «excelentes», pero sobre todo tiene que hacer ”personas excelentes». En este sentido el valor de la ilusión cuento mucho. Espavila’t.