A LA MONTAÑA HAY QUE IR CON TRANQUILIDAD
De vez en cuando topas con personas que te adentra en su mundo y consiguen que te entusiasme lo que hacen. ¡Seguro que todos os habéis encontrado alguna! Bien; hoy os hablaré de Joan, un hombre de carácter afable y comunicativo, que un día conocí. Desde entonces nos encontramos a menudo; yo diría más, creo que los dos nos lo hacemos venir bien para encontrarnos. Es un hombre enamorado de la montaña. Tanto si hace frío como si hace calor, siempre está dispuesto a hacer una ruta por los Pirineos o escaparse hasta ese lago perdido que hace tiempo que no visita.
Joan vive la montaña; ¡se le nota cuando habla! Me ha comentado más de una vez que prefiere ir solo; porque, según dice, es la mejor manera de conectar con la naturaleza y no perderse ningún detalle. Para subir a la montaña aconseja, entre otras cosas: «Llevar ropa adecuada y un buen calzado, ya que los cambios de tiempo, tanto en invierno como en verano, son habituales. Es muy importante también no perder nunca el sentido de la orientación y, a fin de evitar riesgos innecesarios, es conveniente bajar antes de que empiece a oscurecer»; y sobre todo considera muy importante, ir con la calma y la tranquilidad suficientes para disfrutar de todo lo que de repente tenemos al alcance; ya sean valles inmensos y pequeños arroyos, pájaros que revolotean o pequeñas flores que merecen toda nuestra atención.
Y, hablando de calma y tranquiladad, Joan se queja de que últimamente hay muchos jóvenes que, sin ninguna preparación ni respeto por la naturaleza, corren y corren como locos por los valles y montañas; llevados seguramente por el afán de imitar a Kilian Jornet. Este hecho es triste, dice: «son personas que no miran lo que pisan porque se creen superiores a todo lo que hay en su entorno. No admiten consejos de nadie y, a menudo tiran sus desechos sin miramientos»; en este sentido considera muy recomendable llevar una bolsa para depositar los desechos y, a la vez recoger algunos papeles o latas que se encuentren haciendo camino.
Joan, aparte de ser un gran observador y vivir la montaña como nadie, también le gusta fotografiar esos pequeños o grandes momentos que la naturaleza le ofrece y que merecen ser recordados. Pero, ¿quién es ese Joan que os hablo? Pues, me apetece que de alguna manera lo podáis identificar: Si algún día mientras ve el tiempo de TV3 sale alguna fotografía hecha por Joan Pérez piensa que este es el hombre del que te estoy hablando.
Seguramente durante estas vacaciones de verano muchos de nosotros iremos de excursión a la montaña; pero no debemos olvidar que para disfrutar plenamente de la naturaleza hay que respetarla y, a la vez hacer el esfuerzo adoptar una actitud clara de calma y tranquiladad. Espavila’t.