Coraje para ser, coraje para crear
Desde este escrito quiero transmitir ánimos. Ánimos y, sobre todo, coraje.
Para los tiempos que nos está tocando vivir, creo muy oportuno rescatar las enseñanzas de los filósofos y sabios clásicos sobre la ética y las virtudes, precisamente porque estamos faltos (de virtudes). Nos equivocaremos si pensáramos que no son enseñanzas adaptadas a nuestros tiempos. Las virtudes no dependen de las modas, sino del deseo de cada uno de convertir su propia vida en un arte.
Nos falta la virtud del coraje, y es cada uno quien tiene que tomar la decisión de ejercitarse en esta virtud con el fin de devenir valeroso. Nos preguntaremos: ¿Por qué ser valeroso? ¿Por qué hacer el Esfuerzo de actuar y de pensar con coraje? Pues porque, inmersos como estamos en la crisis (económica, social, personal, de valores), necesitamos Esforzarnos al construir una ética cotidiana con el fin de superar este estado de sinsentido, de vacío y de letárgia que se percibe por todas partes.
Independientemente de las circunstancias, somos libres de decidir la actitud que queremos tomar enfrente de los hechos. El psiquiatra Viktor Frankl profundizó, a partir de su propia experiencia en un campo de concentración, en las actitudes y en el sentido de la vida. Su testimonio demuestra que nadie nos puede obligar a sentirnos víctimas de una situación, que sí que existe el libre albedrío en tanto que somos libres de pensar lo que queremos.
Sin embargo, para pensar libremente, hace falta la voluntad, hace falta el coraje. Es desde la propia voluntad y desde la propia firme decisión que podremos poner fin al sentirnos víctimas de las circunstancias (del consumismo, de la sociedad, de la crisis…) para convertirse en los únicos protagonistas de nuestras vidas.
Sin embargo, necesitamos coraje para ser, porque ser como uno es puede suponer un esfuerzo, un desgaste. Para re-convertirse en aquello que uno realmente es, a veces se tiene que ir a contracorriente de los valores predominantes, se tiene que filtrar todo aquello que se da por establecido para la propia conciencia y discernimiento. Hace falta coraje para reconocer las propias debilidades y el propio victimismo, así como para hacer frente a los miedos latentes. Hace falta coraje para romper viejos esquemas, hacer tambalearse las estructuras para poder construir nuevas.
Todos anhelamos, al fin y al cabo, la felicidad. Eso tiene un precio: el de abandonar ciertos hábitos mentales y actitudes que nos mantienen inactivos, perezosos y miedosos. En definitiva, para re-crear la propia vida, a veces, hay que destruir para volver a crear.
Os animo a hacer un Esfuerzo y a reunir el Coraje necesario para crear la vida que queréis vivir.