A través de mi trabajo como coach, oigo hablar constantemente de la necesidad de encontrar nuevas herramientas que nos ayuden a gestionar nuestras emociones. Buscamos fuera cuando resulta que la respuesta la tenemos dentro. Todos disponemos de esta herramienta innata que nos puede ayudar cada día, si nos lo proponernos, a ser una versión mejorada de nosotros mismos. Y si es tan fácil, ¿por qué no siempre lo hacemos? Pues no lo hacemos, porque tenemos miedo. Tenemos miedo de sufrir y esto nos hace sufrir. Dicen los expertos en motivación que las personas que tienen éxito, son personas que han vencido estos tres grandes miedos: “Miedo al ridículo, miedo al rechazo y miedo al fracaso.”

Para mí estos tres conceptos no son más que interpretaciones. ¿Cómo si no es posible que la misma situación pueda ser ridícula para una persona y divertidísima para otra? Lo mismo pasa con el rechazo, una persona puede interpretar rechazo donde para otra esto puede ser sólo un síntoma de que no era el momento. ¿Y con el fracaso, qué nos pasa? ¿Cómo lo definiríamos? Para nosotros los “coaches” el fracaso no existe, en todo caso lo llamamos “resultado no esperado”. A mí personalmente me gusta considerarlo una oportunidad para crear una respuesta más elevada.

Llegados a éste punto, ¿Entonces cómo podemos hacer? ¿Desde dónde podemos crear una respuesta más elevada? Está claro que desde el miedo no. El miedo no saca lo mejor de nosotros. Lo que saca lo mejor de nosotros mismos es el amor. Ésta es la herramienta a la que me refería desde el principio. El amor por nosotros mismos como seres únicos e irrepetibles. El amor por la vida igualmente irrepetible. El amor por nuestra libertad. La libertad que tenemos de elegir “Quién y Qué queremos ser” en cada momento ante las cosas que nos pasan. ¿Y si cambiásemos el paradigma? ¿Y si pensáramos que las cosas que nos pasan en la vida en vez de pasarnos a nosotros nos pasan para nosotros? Desde aquí, donde antes veíamos peligros, ahora veríamos oportunidades, donde antes había miedo ahora habría confianza. Además la energía se contagia. ¿Y cuál es la energía que queremos generar en nuestro entorno? ¿La energía del miedo, que nos hace pequeños y grises? ¿O la del amor, que nos engrandece y nos hace brillar?

Espabila para despertar lo mejor de ti mismo!