InicioArtículos«EL COLMO DE LA ESTUPIDEZ ES APRENDER LO QUE DESPUES SE DEBE OLVIDAR»

Estas palabras tan contundentes atribuyen a Erasmo de Rotterdam, filósofo y profesor humanista del renacimiento cultural; que nos pueden servir para definir un modelo de enseñanza muy arraigado en nuestra casa y en el mundo occidental en general. A menudo se entiende que enseñar consiste básicamente en dar a conocer un montón de materias: matemáticas, historia, ciencias, etc., Con toda una serie de datos y fórmulas que seguro olvidaremos fácilmente. La educación y la enseñanza de los niños y niñas de nuestro tiempo, si de verdad queremos preparar convenientemente para afrontar la realidad de la vida y conseguir una personalidad equilibrada, debe ser mucho más que todo eso; debe profundizar en técnicas para llegar al conocimiento de la mente humana y los recursos para el tratamiento de las emociones.

El raciocinio humano nos permite pensar, analizar y decidir con libertad, pero por desgracia, nuestra sociedad no ha dado excesiva importancia a la educación porque hace a técnicas de higiene mental. Me atrevo a decir que la educación emocional es la gran asignatura pendiente de nuestro sistema educativo, pero, conviene saber que estos conocimientos se pueden aprender cómo las matemáticas o cualquier otra materia si te enseñan cómo hacerlo. De la misma manera que nos es difícil entender el funcionamiento de un aparato electrónico sin leer el pesado manual de instrucciones, el cual miramos y remiramos hasta saberlo todo para sacar el máximo rendimiento, el hombre necesita también instrucciones para conocer sus propias capacidades más racionales y de esta manera descubrir en uno mismo la manera de ver la realidad y despertar la creatividad para hacer más rica la existencia ya que todo lo que somos y creemos es consecuencia de lo que pensamos .

En cualquier plan de enseñanza no deben faltar las materias más básicas como: leer, escribir, contar correctamente,… y muchos otros conocimientos imprescindibles, pero sin olvidar la finalidad última de todo proceso educativo: Preparar a las personas para afrontar dignamente las dificultades y poder vivir una vida sana, libre y feliz. La tecnología informática actual nos permite aumentar conocimientos de todo tipo con un simple «clic», si la escuela o los padres nos han despertado el gusto por aprender y saber, pero difícilmente encontraremos en el ordenador la manera más racional de tratar las emociones y los conocimientos y puesta en práctica los valores más humanos y necesarios para vivir si no nos han sido inculcados durante el proceso educativo.

Termino con unas sabías palabras de Bob Talbert: «Enseñar a niños a contar es bueno, pero enseñar lo que realmente cuenta en la vida es mejor». Es necesario hacer un gran esfuerzo educativo para motivar a los niños a hacerse preguntas y a la vez ayudarles para que sean capaces de encontrar respuestas. Todos estamos implicados. Espabílate.

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