InicioArtículosLOS VALORES ÉTICOS NO SON PATRIMONIO DE NINGÚNA RELIGIÓN.

En todas y cada una de las relaciones humanas en general y en cualquier proceso educativo en particular se requiere la presencia de valores éticos, los cuales nos ayudan a hacer más racionales y fluidas las relaciones. Estos valores deben aprender y practicar constantemente y la actitud del educador debe ser el referente y el ejemplo a seguir por el alumno, pero, ¿qué es la ética?: Pues, se puede definir con la ciencia que trata los comportamientos y deberes de las personas, de las cosas que están bien hechas o mal hechas. Así, diremos que una persona no tiene ética cuando engaña, roba o estafa a los otros.

Los comportamientos éticos no son patrimonio ni necesariamente deben estar ligados a ninguna creencia religiosa, si bien en otras épocas carentes de libertades, que muchos recordamos, las autoridades eclesiásticas tenían un peso específico muy fuerte en este sentido y sus criterios eran determinantes y casi obligatorios sin derecho a discusión. La ética tampoco debe ser la alternativa laica a la enseñanza religiosa ni debe convertirse en un adoctrinamiento sustitutorio para aquellos que no están en sintonía con ninguna religión. En una sociedad libra, plural y democrática, tal como pretende ser la nuestra, los valores éticos más racionales deben estar presente en todo, desde las más altas instituciones hasta la convivencia más cotidiana, poniendo mucha atención en la escuela como vivero educativo de las personas, y siempre al margen de las influencias religiosas que pueda practicar cada persona.

Los valores éticos basados en la razón y la experiencia implican a todo el mundo y el resultado de su aplicación nos llevará una mejor y más feliz convivencia, en cambio, los valores éticos, naturales o sobrenaturales, que pueda enviar una determinada religión sólo afectan a las personas seguidoras de esa determinada religión. Por decirlo de alguna manera las personas creyentes también deben asumir comportamientos éticos racionales, mientras que formar par de una creencia religiosa es un hecho totalmente voluntario.

Educar y poner en práctica valores éticos universales debe formar parte de cualquier plan de estudios, no como una simple asignatura, sino como el hilo conductor de todo el proceso educativo y con la implicación de los gobernantes, familias y maestros. La instrucción religiosa en cambio debe ser una opción privada; que los gobiernos no deben obstaculizar, pero que tampoco deben potenciar y mucho menos sufragar con dinero público. Los planes de estudio deben incluir alguna asignatura que trate de la historia de las religiones, los símbolos y mitologías, con preferencia a la tradición «greco-romana-cristiana» que tan importante es para entender nuestra cultura, pero en ningún caso se pretenderá formar creyentes, sino informar a los alumnos.

El esfuerzo de inculcar valores y comportamientos éticos en nuestra sociedad, racionales y desligados de cualquier creencia, debe ser prioritario si pretendemos una sociedad más libre, más humana y más justa. Espavila’.

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