FANATISMO RELIGIOSO.
Cada dos por tres, los medios de comunicación nos sorprenden con noticias escalofriantes en que personas o grupos organizados fanáticos del Islam, provocan actos terroristas de destrucción masiva en los que a menudo pierden la vida personas inocentes. Desgraciadamente, a lo largo de la historia, la religión ha marcado y reprimido en muchos aspectos, la vida de las personas y los fanatismos han sembrado horror y desesperación. No hay que perder de vista que los crímenes más grandes de la humanidad, se han basado a menudo en creencias religiosas y siempre inducidos por gente sin escrúpulos que incitan a matar en nombre de un Dios.
A estas alturas es el Islam la religión que quiere imponer su poder con la fuerza de las armas y sembrar terror y destrucción; pero, en otros momentos de la historia, el Cristianismo también provocó conflictos y luchas en nombre de Dios. Basta recordar las famosas «Cruzadas», verdaderas guerras de religión; o la «Santa Inquisición», durante la edad media, que era una institución de la iglesia católica que tenía la misión de acabar con la herejía y, por ello, establecía «tribunales» por todo el mundo que eran los encargados de «juzgar» a los brujos, ateos o aquellos que adoraban al demonio. El resultado de todo esto provocó injusticias a manta, torturas abominables y condenas de inocentes que murieron en la hoguera.
El Islam y también el Cristianismo son religiones basadas en dogmas de fe existenciales y pensamiento único que de alguna manera pueden anular o limitar el libre desarrollo de las personas; y este hecho, y sobre todo si el nivel cultural de sus seguidores es bajo, de alguna manera puede provocar que líderes sin escrúpulos, aprovechándose de su poder, puedan fomentar fanatismos radicales para incitar a personas vulnerables a hacer acciones propagandistas e, incluso, sembrar odio y terror para llegar a tener altas cotas de influencia y poder que difícilmente conseguirían democráticamente.
Hablando de religión y fanatismos, déjenme transcribir unas palabras que leí el otro día en una -carta del lector de «El Periódico» – que creo muy acertadas: «El día que la religión deje de tener influencia sobre el hombre, tal vez todo será diferente. El día que el hombre aprenda a pensar por sí mismo y no bajo las directrices de personas de dudosa moralidad que, escondiéndose detrás de la religión, imponen las formas de vivir y pensar, tal vez, ese día comenzará a ser diferente la relación entre las culturas «.
Los fanatismos radicales en general, y los religiosos en particular, a la larga, seguro que se pueden prevenir porque su origen, sin lugar a dudas, se basa en el nivel cultural de la sociedad. Los mecanismos para combatir los actos terroristas, seguramente pueden ser más efectivos los libros y maestros que la represión de la policía o el ejército. ¡Por una cultura religiosa mucho más humana! Espavila’t.