InicioArtículos¿LA VIDA ES TEATRO?

Muchos son los autores que han comparado el oficio de vivir con una obra de teatro en la que todos tenemos un papel asegurado; ya sea como protagonistas, actores secundarios o simplemente como figurantes, es decir aquellos que sólo hacen número y su actuación pasa sin pena ni gloria.

Charles Chaplin, Charlot, también hizo esta comparativa; sin embargo, con una particularidad muy notable: «La vida a diferencia del teatro, interpreta directamente y no admite ensayos previos». Para hacer una buena actuación, según él, no hay que preocuparse en entender el pasado ni preocuparse por el futuro, ya que el presente sólo pasa una vez y la vida no pide ser entendida, sólo pide ser vivida. En este sentido nos dejó una buena recomendación: «canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de la vida antes que el talón baje y tu obra termine sin ningún aplauso».

En este gran teatro nuestras vivencias están siempre presentes, formando parte de espectáculos de diferentes formatos; desde tragedias llenas de dramatismo hasta comedias cómicas y ligeras, capaces incluso, de hacernos mear de risa. No siempre estará a nuestro alcance ser protagonistas para poder decidir y prever un final satisfactorio; pero con esfuerzo continuado de preparación y con una gran dosis de positividad, cualquiera que sea la trama que en cada momento toque representar, seguro que seremos capaces de hacer un buen papel. Para ello no puede faltar la alegría de vivir, la esperanza de hacer realidad un sueño o la lucha por todo lo que vale la pena con coherencia con uno mismo. Debemos ser capaces de entusiasmarnos y de entusiasmar a los demás para no caer en el aburrimiento; y, sobre todo, no debe faltar nunca el deseo de aprender para ampliar conocimientos, ajustar realidades y esquivar prejuicios.

Ser un buen actor para gestionar las vivencias, buenas y no tan buenas, que la vida plantea puede tener la recompensa de hacernos sentir bien con nosotros mismos y, incluso, descubrir la felicidad, que es la máxima aspiración de cualquier ser humano desde que nace hasta que muere. La felicidad no la encuentran aquellos que tienen más cosas, más poder o aquellos que hacen siempre lo que les da la gana; la encuentran precisamente aquellos que están contentos con lo que son y con lo que hacen, mucho más allá del éxito, el bienestar material o los placeres.

A menudo vivimos instalados en el pesimismo, la apatía y la desilusión y preocupados por lo que nos pueda pasar en el futuro en lugar de vivir intensamente y disfrutar de la realidad del presente, que se nos escapa de las manos. ¡En el teatro de la vida tenemos que hacer un buen papel! Espavila’t.

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