Hace unos años con mi familia fui a la Reserva Africana de Sigean, al sur de Francia; de aquella visita tengo una imagen que, a pesar del tiempo transcurrido, no lo he olvidado. Recuerdo un grupo de animales encerrados en un foso con mirada traidora y desconfiada, moviéndose constantemente de un lugar a otro y con muestras de agresividad. La tensión máxima se produjo a la hora de comer, todos lo querían todo. Fue un espectáculo lleno de mordeduras y gritos, los animales más fuertes y agresivos lo comieron casi todo. El razonamiento de los que hicimos presenciar el espectáculo fue: «Son animales salvajes y este es su comportamiento».

Aquella manera de actuar sólo quedaba justificada por el hecho de ser «animales salvajes», pero, yo me pregunto: ¿El hombre, considerado el más racional de los animales, históricamente se ha comportado de acuerdo con su raciocinio o ha demostrado a menudo ser el más salvaje de los animales?. Si hacemos un repaso a la historia desde los tiempos preteridos hasta nuestros días encontramos un montón de guerras absurdas con millones de muertos, esclavitud, hambre, destrucción y dominio constante de los más fuertes sobre los más débiles. En definitiva creo que no estoy errado si afirmo que el hombre se ha comportado muchas veces de manera salvaje, muy lejos de su capacidad racional.

En las últimas décadas el raciocinio del hombre, dejando aparte guerras y pendencias, ha llevado al conjunto de la humanidad hacia un nuevo conflicto muy agresivo y devastador por parte de los llamados «poderes económicos». Todo gira en función del dinero, los beneficios, los intereses, del PIB…, y para conseguir ese poder no importa la destrucción masiva del planeta ni del «modus vivienda» de colectivos de personas. Una vez más el hombre se olvida de su capacidad racional y con estas estrategias genera desequilibrios y esclavitud.

La crisis económica que padecemos es el resultado directo de esa manera despótica de entender el mundo, pero todos nos preguntamos: ¿Hay a luz al final del túnel? ¿Saldremos?. Joan Melé representante de «Triodos Bank», uno de los referentes de la banca ética en Europa en una magnifica conferencia en el Auditorio de Granollers invitado por el Gran Centre; contesta rotundamente: «No hay salida. Primero hay que resolver la crisis de los valores humanos». El hombre, entendido como director y usuario del mundo, debe hacer el esfuerzo de sacar a la luz la parte más racional de sí mismo y desembarazarse de los egoísmos que no nos han llevado a ninguna parte, con el fin de centrar todas las miradas en la preservación de la naturaleza y el bienestar de la globalidad de los seres humanos.

Las relaciones entre personas son complicadas y muchos son los intereses que hay en juego, pero es absolutamente necesario lograr un equilibrio para que todos, sin distinciones, podamos vivir dignamente. A la larga es posible lograrlo, pero requiere un gran esfuerzo por parte de todos; empezamos a trabajar. Espavila’t