¡QUÉ FALTA DE RESPETO! ¡QUÉ POCA EDUCACIÓN!
Durante el congreso internacional de telefonía móvil celebrado recientemente en Barcelona se produjo un incidente que ha generado una cierta controversia. En el momento en que el príncipe Felipe de Borbón se disponía a «pasar revista » y, a la vez, estrechar las manos a un grupo de empresarios que esperaban de pie y en fila su presencia, confiado en recibir muestras de efecto y sumisión; de repente, se rompió el protocolo. Cuando el príncipe tendió la mano para saludar al empresario Alex Fenoll; este, adoptando una decidida actitud de calma y serenidad, se negó de pleno al apretón. ¡Qué falta de respeto! ¡Qué poca educación!, Hemos podido leer en un montón de artículos en la prensa y comentarios en las redes. El empresario Sr. Fenoll se justificó diciendo que lo había hecho «por coherencia conmigo mismo y autoestima a nuestro pueblo…», es decir, por respeto a las propias ideas aprovechó la ocasión para expresar públicamente su rechazo, sin dar ninguna importancia a las «buenas maneras» que seguramente todo el mundo esperaba en aquel acto.
La actitud de este empresario la considero muy interesante porque nos puede servir para diferenciar dos conceptos que a menudo confundimos: Los «auténticos valores del respeto» y los «comportamientos educados». El respeto siempre va ligado al reconocimiento a la valía de las personas o entidades, en cambio las conductas o comportamientos educados suelen ser formas de actuar más o menos establecidas, protocolarios, formales y con frecuencia vacías de contenidos.
De manera general se puede entender que todo el mundo es merecedor de respeto, sea quien sea, lo que supone admitir que todas las personas nacemos en situación de igualdad para merecer la más alta dignidad humana. El valor del respeto no se puede negar a nadie como ser humano, pero sí que se puede negar a las personas o instituciones por su conducta poco respetuosa con los valores éticos y morales. La monarquía española por ejemplo, representada por el príncipe Felipe en el congreso de telefonía móvil celebrado en Barcelona, como todos sabemos, ha tenido comportamientos irregulares muy alejados de los valores éticos más deseables, por lo tanto, en este sentido, creo que no me equivoco al afirmar que somos muchos los que consideramos que esta institución no es merecedora de respeto. Por desgracia en nuestra sociedad actual es difícil encontrar personas y entidades ligadas al poder que puedan merecer.
La corrupción generalizada de los políticos, los abusos del poder económico, las injusticias de la justicia, los recortes de libertades, las influencias rancias del pasado, la crisis económica y de valores, el paro juvenil, … Permítanme una pregunta: ¿porque lo toleramos? Teóricamente vivimos en una «democracia», y esto quiere decir que podemos hacer el esfuerzo de exigir que las personas que ejercen el poder sean merecedoras de nuestro respeto. No nos podemos perder en las formas, los cambios deben ser de raíz. Espavila’t .