UNA BRÚJULA, UNA CANTIMPLORA Y UNA COLECCIÓN DE SOMBREROS
Cada año para las fiestas de Navidad se nos presentan las mismas dudas: ¿qué regalaremos a nuestros familiares y amigos? ¿seremos capaces de sorprenderles con un regalo imaginativo?; y, después de pensar y pensar, a menudo acabamos regalando aquellas cosas más típicas y tópicas del consumismo habitual que, como mínimo, nos ayudan a salir del paso. Pues bien; hace unos días hablando de todo esto con María, una experta psicóloga y amiga de la Fundación, se me ocurrió hacerle esta pregunta: Si estuviera a tu alcance poder hacer un obsequio de máxima utilidad a todas las personas de nuestro país, independientemente de su situación económica, social, etc., ¿que les regalarias?: «Pues mira, lo tengo bastante claro!», me dijo sin pensarlo dos veces: «yo les regalaría tres cosas: una brújula, una cantimplora y una colección de sombreros». ¡Ostras chica, explicate un poco más!, exclamé con cara de sorpresa; y ella, animada por mi interés en aclararlo, continuó diciendo: «Sí. Creo sinceramente que si todo el mundo tuviera y utilizara estas tres cosas mejoraría muchísimo la manera de entender la vida y sería más fácil alcanzar el estado de bienestar y la felicidad interior que en definitiva todos deseamos. Mira; ¿porque necesitamos tener siempre a mano la brújula y la cantimplora?: pues, para no perder nunca el norte ni la orientación mientras caminamos por la vida y, de camino, el agua de la cantimplora nos puede ayudar a resistir en las adversidades». ¿Y qué me dices de los sombreros?, le pregunté; y ella me dijo: «El oficio de vivir nos plantea dificultades y obstáculos que piden constantemente soluciones racionales de superación, por lo que si tuviéramos la habilidad de cubrirse la cabeza con el sombrero de las actitudes más adecuadas a cada situación, seguramente todo sería más sencillo y llano. En este sentido el sombrero del esfuerzo seguro que nos será de máxima utilidad, pero también lo será el de la ilusión, el de la perseverancia, el de la alegría…».
Reconozco que las explicaciones de María como respuesta a mi pregunta me satisfacieron; y pensando en ellos, me han venido a la cabeza algunas frases célebres que reafirman las mismas ideas. La necesidad de una buena orientación queda patente con esta frase de Shopenhauer: «No hay ningún viento favorable para aquel barco que no sabe a qué puerto se dirige». Buda, resaltando el valor de la resistencia, dijo: «En el camino de la vida hay dos errores que uno no puede cometer; no seguir hasta el final o no haber empezado». Nelson Mandela nos recuerda la capacidad de todos los seres humanos para superar dificultades y dirigir la propia existencia con esta cita: «Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma».
Vivir no es fácil; pero, como dice María, disponiendo de las herramientas apropiadas y con la voluntad de utilizarlas adecuadamente todo puede ser mucho más llano. Cómo lo ves? Espabílate.